jueves, 10 de septiembre de 2009

Mauricio Garrigou Faure

FUNDADOR DE LA CONGREGACIÓN “Nuestra Señora de la Compasión”

Mauricio Garrigou, nace el 21 de setiembre de 1766 en el Castillo de Gudanes, distrito de Ariège, al Sur de Francia. Sus padres fueron: Juan Bautista Garrigou y Catalina Faure. Es bautizado al nacer con los nombres de Mauricio María Mateo. Es el cuarto hijo de la Familia Garrigou Faure. Son doce hijos los que tuvo la familia pero sólo sobreviven cinco de ellos. Mauricio comparte su vida con sus cuatro hermanos aprendiendo desde pequeño a compartir con sus hermanos y con los más necesitados. Su madre muere cuando él tenía 10 años. Fue un acontecimiento doloroso tanto para Mauricio como para Juan Bautista. Ahora él solo tiene que hacerle frente a la educación de sus hijos. Desde los 7 años es educado con un buen maestro. Al cumplir los 12 años decide ingresar al Colegio de la Esquila. Culmina sus estudios medios en este colegio a los 16 años de edad.
A los 17 años gracias a los consejos de su padre, su tío y amigos sacerdotes decide ingresar al Seminario San Carlos para continuar iniciar sus estudios con los padres Doctrinarios. Con estos estudios Mauricio siente necesaria su adhesión a la doctrina de la Iglesia católica. Poco a apoco se va forjando el temple de un contemplativo, con tendencia al anonimato; va descubriendo el misterio de Dios y aprendiendo a mirar la realidad con lo mismo ojos que Él.
A los 22 años ingresa a la Asociación de Amigos (AA) para alimentar su compromiso cristiano. Desde aquí vemos como Mauricio va haciendo suyo el lema “Un solo corazón y una sola alma “y... junto a sus amigos cristianos le tocó vivir uno de los más duros momentos históricos de Francia. Es 1789 y la Revolución Francesa acaba de estallar: el pueblo pide la igualdad de impuestos. La Iglesia se ve afectada, el Clero renuncia libremente al diezmo y se decreta la igualdad de impuestos. Se declara también los Derechos del hombre y del ciudadano. Se suprimen las órdenes religiosas. El clero se divide en juramentados (sacerdotes que han prometido ser fieles a la nación a la Ley y al rey) y refractarios (sacerdotes fieles a la Iglesia y a sus principios) , la Iglesia atraviesa una profunda crisis. Dentro de todo este desorden, Mauricio persiste en su fe y es ordenado Sacerdote el 18 de diciembre de 1790. Los sacerdotes refractarios son expulsados en 1790 y es así que Mauricio decide ejercer el sacerdocio en la clandestinidad durante 10 duros y largos años. En 1801 Francia reanuda negociaciones con la Iglesia Católica en busca de la unidad religiosa. Hay alegría y júbilo por parte de la mayoría de franceses. Mauricio siente que el panorama se aclara pero las heridas no están curadas. Hay pobreza, enfermedades, los valores éticos y morales están en crisis y… frente a todo esto surge la primera obra en respuesta a la necesidad: LA COFRADÍA DE LA SANTA ESPINA, grupo de hombres que desean fortalecer su fe y vivir con la luz y guía de ese Jesús coronado y como María al Pie de la Cruz. Y en ese mismo año 1804 funda también su segunda obra: LA AFILIACIÓN DE LA SANTA ESPINA, mujeres que se organizaban para responder a los necesitados que había a su alrededor, características que no la tenían los hombres. Más adelante esta afiliación se empieza a llamar DAMAS DE LA COMPASIÓN, y como dentro de sus labores principales estaba el atender enfermos, curar llagas, la denominación popular con qué se dará a conocer esta obra, por mucho tiempo será “LA OBRA DE LAS LLAGAS”.
Hacia el año 1817, Mauricio llega a conocer a la Madre Juana maría Desclaux de 63 años, con quien concreta su tercera gran obra “CONGREGACIÓN NUESTRA SEÑORA DE LA COMPASIÓN “quienes se encargarían de la educación de las niñas y jóvenes y tendrán como modelo de Compasión a María al pie de la Cruz. La Hermana Juana María junto a otras 4 religiosas y con ayuda del padre Mauricio inaugura El Pensionado, escuela encargada de instruir a niñas y jóvenes. Unido al pensionado y gracias al aporte
económico del pensionado surge la Escuela Externa y Gratuita, para niñas de escasos recursos económicos. Ya en 1823 esta escuela gratuita se amplía, a fin de dar mejor educación y preparar a las jóvenes que egresaban de la escuela y querían laborar como obreras. Por eso el nombre que recibe “El Obrador”. En 1821, Mauricio Garrigou concreta su cuarta obra: LA SUCURSAL DE LA COMPASIÓN, seminario menor que se encarga de iniciar a los adolescentes varones en una vida de oración compartida con Dios y con su pueblo.
Mauricio, es un hombre que ha demostrado en todo momento su gran espíritu de lucha, valentía y su inmensa fe en los misterios de Jesús crucificado y María al Pie de la cruz. El nos deja muchas enseñanzas, expresadas en mensajes como éstos, los cuales regalaba a sus amigos y seguidores:

“Tengan entre ustedes la amistad más sincera, ayudándose mutuamente en todo, formado un solo corazón y una sola alma”
“Con sus alumnos deben ser: en clase, maestras; en el recreo, amigas; en particular, madres”
“No se puede ser apóstol con el alma vacía de Dios o llena de una misma”
“La señal de que la caridad está con nosotros, es el amor que tenemos para con el prójimo”
“Jesucristo será su modelo y el evangelio su regla”
“No hay nada más ventajoso como abandonarnos en las manos de Dios en los diversos acontecimientos de la vida”

En 1830 aproximadamente, Mauricio pierde a su más grande colaboradora, Juana María Desclaux, cofundadora de la Congregación, quien fallece a los 77 años de edad.

Mauricio trabaja incansablemente, la Compasión ha salido ya a las afuera de Toulouse y también a América Latina: El primer país al que llegan es Argentina. Ahora tenemos la presencia de la Congregación Nuestra Señora de la Compasión en países como Colombia, Venezuela, Perú, España, Camerún y Francia.

Mauricio fallece a los 86 años, un 27 de setiembre de 1852. Su obra aún sigue en pie y seguirá fortaleciéndonos a todos.

Recuerda que nuestro centro educativo es dirigido por las Madres compasionista, quien con sus palabras y modelo de vida, nos transmiten día a día esa mística religiosa que las caracteriza: la sencillez, la acogida, la humildad, el amor infinito al Padre, y su permanencia constante al pie de los que sufren.

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